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Recuerdo a mi padre, cómodamente sentado en el orejero del salón, en su lugar preferido, recostaba la cabeza sobre una de sus alas, cuando el sueño aparecía, y roposaba las piernas en el escabel a juego, en señal de extrema confortabilidad, porque estaba y se sentía a gusto, en casa.
Recuerdo también la sensación de llegar a casa, con una cómodo de anticuaria que nos acogía en el recibidor, un espejo a juego y una escultura en un pedestal, con una vinculación afectiva con el autor, marido de la mejor amiga de mi madre. La planta, una palmera, que daba la bienvenida al salón al fondo, y que en Navidad era sustituída por el árbol decorado, reposaba en una vasija de porcelana pintada a mano, que las amigas de mi madre, le regalaron después de previa elección suya, pues formaba parte de esos regalos elegidos, que nunca fallan.
Llegar a casa, después de clase, era una gran sensación, y esa imagen, reflejada en los pequeños espejos rectangulares que formaban parte de la gran puerta del salón, está grabada en mi memoria, en mis recuerdos, es parte de mi, y me acompaña y reconforta en mi camino, por la buena sensación que lleva impresa.
Los recuerdos de los espacios que habitamos, y en especial, aquellos en los que hemos sido felices, quedan grabados en nuestra memoria, forman parte de nuestra mejor historia.
Esos recuerdos, que se solapan, que se entrelazan, que nos enriquecen...en especial, en estos tiempos de vida nómada, en los que los cambios personales y de lugar, han pasado a formar parte de la cotidianeidad.
En mi caso, mi madre afrontó 12 mudanzas de casa, y varias de ciudad, y esa vida nómada, llena de cambios, en lo profesional y/ó personal, es hoy habitual. Fluir, con nuestros recuerdos, nuestro equipaje, por todas las etapas de nuestra vida, es más que nunca, una forma de vida, que puede y debe ser acompasada, por la estética que nos rodea.
Hoy nos centramos en los recuerdos y en los cambios, ambos, han pasado a formar parte de nuestra forma de vida y pueden y deben ser integrados en la estética que la acompaña.
Hoy os deseamos cambios a mejor y recuerdos felices, que ambos nos definan, y que ese fluir a más y mejor, sea ley, de nuestro camino vital.
FIORENZA armchair, designed by Franco Albini 1952 for ARFLEX collection
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